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Redacción/SinEmbargo

10/04/2019 - 6:30 am

Desmentidos / Visita de Bachelet / Dejarla y aplicarla como AMLO quiera

López Obrador parece gustar de contradecir a los funcionarios de su administración, pues han sido varios lo momentos en los que el mandatario ha salido a desmentir alguna declaración hecha por alguno de sus colaboradores, hecho que ha sido visto como una imposición

Desmentidos
López Obrador parece gustar de contradecir a los funcionarios de su administración, pues han sido varios lo momentos en los que el mandatario ha salido a desmentir alguna declaración hecha por alguno de sus colaboradores, hecho que ha sido visto como una imposición. Por ello en el Excélsior, la periodista Yuriria Sierra, escribe que: “el subsecretario de Hacienda fue desmentido, otra vez, por Andrés Manuel López Obrador. De nuevo en la conferencia mañanera. Ahora fue por el tema de la tenencia. Arturo Herrera habló el lunes sobre lo que significaría el regreso del impuesto vehicular y el predial en todo el país […]. Menos de 24 horas después, AMLO aseguró frente a la prensa: ‘No hay aumento de impuestos ni hay impuestos nuevos, los compromisos se cumplen…’ […]. Hace casi un mes, López Obrador le respondió a este mismo subsecretario: ‘Refinería de Dos Bocas sí va…’; luego de que Arturo Herrera declarará para el Financial Times que el gobierno de México analizaba detener el proyecto […]. No es el primer episodio en donde AMLO impone su palabra. Apenas la semana pasada, cuando la Secretaría de Hacienda bajó la estimación de crecimiento económico para 2019 y 2020, también en su mañanera, el Presidente respondió que los análisis se quedaron cortos, que los números divulgados por la dependencia a cargo de Carlos Urzúa no concuerdan con sus propias proyecciones, mismas que no reveló. Desmentido tres. Semanas antes, López Obrador garantizó que se respetarían los contratos ya firmados con empresas, luego de que el director de la CFE, Manuel Bartlett, afirmara que aquellas que no renegociaran sus contratos firmados con el gobierno, serían denunciadas. Desmentido cuatro. La primera en recibir el revés presidencial fue la secretaria de Energía, Rocío Nahle, quien había declarado que se usaría el fracking para aumentar la extracción de gas y petróleo. Días después, en el escenario favorito del Presidente: la mañanera, éste aseguró que durante su gobierno no se usaría esta práctica. Desmentido cinco. Al parecer, AMLO opta por quedarse solo. Ufanarse en todo momento, a pesar de quien sea, de que quien manda es él […]. Parece que los funcionarios federales trabajan para un país que no es para el que López Obrador habla todas las mañanas. Con una coyuntura tan necesitada de diálogo no pueden darse ese permiso: aislarse. No hay cambio positivo alguno que nos aguarde si el Presidente opta por aislarse.

En más sobre los funcionarios desmentidos en el diario Reforma, su columna de trascendidos Templo Mayor, asegura que: “si usted cree que está teniendo un mal día, imagínese cómo se siente Arturo Herrera luego de que su jefe -nomás el Presidente de la República- lo volvió a desmentir, a desautorizar y hasta de rebote lo incluyó entre sus ‘adversarios’. Quienes vieron al subsecretario comiendo ayer en Los Girasoles cuentan que se le veía un semblante más duro que el de la estatua de Carlos IV que está ahí enfrente. Y es que no fue un caballito, sino un caballazo el que le propinó Andrés Manuel López Obrador al negar que su gobierno esté analizando revivir la tenencia federal para los automóviles. La vez anterior, el mandatario le enmendó feo la plana al subsecretario, luego de que éste revelara que la construcción de la refinería en Dos Bocas sería pospuesta para enfocar esos recursos al fortalecimiento de Pemex. Sin embargo, más allá de la comedia de enredos en Palacio Nacional entre la SHCP y la Presidencia, de lo que no hay la menor duda es que Hacienda ya se dio cuenta que nomás no les alcanza el dinero para cumplir tooodas las promesas de López Obrador. Se tenía que decir… ¡y se dijo!”

Sobre la actitud del Presidente, también en el Excélsior, su director, el periodista Pascal Beltrán del Río, escribe que: “en tiempos recientes, algunos presidentes se han dejado guiar por Hacienda y otros han creído saber más que el titular de esa dependencia, o cuando menos, han impuesto su autoridad a la hora de un diferendo. Aunque todavía le quedan dos mil días exactos al presente periodo de gobierno y el juicio sobre esta administración está pendiente de dictarse, es evidente que el Presidente, Andrés Manuel López Obrador, pertenece al segundo grupo. No ha perdido oportunidad de mostrar ‘quién manda aquí’, en materia económica o cualquier otra. Quien manda es él. Van dos veces en menos de un mes que López Obrador desmiente a quien fuera su secretario de Finanzas en el gobierno capitalino y que hoy funge como subsecretario de Hacienda: Arturo Herrera Gutiérrez[…]. Debió tragarse el mentís que el Presidente le recetó sobre sus declaraciones al diario Financial Times en el sentido de que la inversión en la refinería de Dos Bocas estaba en veremos […]. Ayer, el Presidente volvió a desmentir a Herrera. No es verdad, dijo, que el gobierno federal pretenda cobrar la tenencia y el predial, tareas que corresponden a los estados y municipios, respectivamente […]. Es notorio que para López Obrador la política económica se maneja en la mañanera. Para él es más importante no incumplir sus promesas de campaña – ‘eso quisieran nuestros adversarios’, suele decir– que atenerse a las caprichosas realidades de la economía y la política”.

Visita de Bachelet
Michelle Bachelet estuvo en tierras mexicanas hace unos días, y su visita dejó sobre la mesa diversos temas, por lo que en El Universal, su columna de trascendidos Bajo Reserva, asegura que: “trabajar en conjunto y dejar de lado el protagonismo, bajo esas premisas, nos dicen, acordaron trabajar diversas asociaciones civiles, quienes después de reunirse con Michelle Bachelet, Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, también organizaron una mesa de trabajo para delinear su agenda. Nos comentan que fundaciones como Sin Fronteras, la Red TDT y el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria fueron algunas de las organizaciones que encabezaron la reunión en la que también se planteó un primer objetivo: demostrar al Presidente Andrés Manuel López Obrador que las ONG no son intermediarias económicas de nadie, sino que trabajan por el bienestar de la sociedad. Sin embargo, nos hacen ver que el primer paso deberá ser un deslinde de las organizaciones serias, de aquellas que encontraron en un membrete una forma cómoda de vivir y jugar a la política”.

Por otro lado en el Excélsior, su columna de trascendidos, Frentes Políticos, asegura que: “Martí Batres pasó con honores la prueba de fuego que le representó la visita de Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos. El Presidente del Senado demostró liderazgo y capacidad organizativa. Bachelet se reuniría con miembros de comisiones, pero, dado el interés que despertó en los senadores, se pensó en recibirla en el pleno, una idea con alto grado de dificultad. Pero los buenos oficios de Batres con los coordinadores parlamentarios hicieron exitosa la visita. No podía darse el lujo de citar a sesión con la presencia de Bachelet y no alcanzar el quórum legal. Y lo logró. Un buen operador nunca falla”.

También en Milenio, su columna de trascendidos Trascendió, asegura que en el Senado “se trabajó a marchas forzadas este fin de semana para sacar adelante la sesión en la que el pleno recibió a Michelle Bachelet, titular del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, dado que desde el jueves los legisladores salen a sus entidades y no regresan hasta el lunes por la noche. Por eso Martí Batres habló con los coordinadores y ultimó los detalles de la visita con la cancillería, que encabeza Marcelo Ebrard, pues no podía darse el lujo de citar a sesión y no alcanzar el quórum legal, cosa que no ocurrió y todo resultó sin contratiempos, salvo las duras impresiones de la visitante sobre eso de que encuentra un país con ‘cifras de guerra’”.

Dejarla y aplicarla como AMLO quiera
En tanto en Milenio, el periodista Carlos Marín, escribe que: “para la nueva reforma educativa se requiere la aprobación de al menos dos tercios del Congreso federal y 17 legislaturas estatales, lo cual es imposible por la férrea oposición del profesorado faccioso. El titular de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, advirtió hace días que si la CNTE no deja trabajar a los legisladores, se quedará como está lo que se aprobó en el peñanietismo, pero el Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que revisará de nuevo el tema, a fin de abrogar lo que insiste en ver como ‘la mal llamada reforma educativa’ y restituir lo rescatable de la legislación anterior a 2013. Cualquiera que fuese el escenario, lo delicado es que lo que se quisiera legislar deben aprobarlo mayorías calificadas […] pero, como se ha visto, senadores y diputados están a merced de lo que les permita la ensoberbecida CNTE. De ahí la importancia de tomar en cuenta lo que un constitucionalista irreprochable, el doctor Diego Valadés […],: la mejor salida es que el Presidente de la República deje las cosas como están y no tocar la reforma peñanietista, sino aplicar la nueva política educativa que desee […]. Lo entiendo así: una cosa es que haya derecho a la salud y otra que en la carta magna se incluya el directorio de hospitales y clínicas, o que en el derecho a la alimentación se incluyan recetas de cocina. Me explicó que la de Peña fue reforma constitucional para darle rango a las evaluaciones y evitar los amparos de la justicia federal. López Obrador, en vez de una nueva reforma, puede manejar las evaluaciones y otros ángulos sensibles por la vía de incentivos, no de lo que considera una política ‘punitiva’. Dado el empantanamiento de la nueva reforma […], la fórmula propuesta me parece de lo más sensato, sobre todo considerando el picoso ingrediente que acaba de ponerle al tema la profesora Elba Esther Gordillo, quien, en plena coincidencia con su enemiga la CNTE, que la quiere de nuevo en la cárcel, opina también que la de López Obrador es la misma gata de Peña, pero revolcada. Esto pasa por darle vuelo a las demandas ilegítimas de los peores ‘educadores’ y regalarles 40 diputaciones federales, por ignorar al sindicato que tiene la titularidad del contrato y por darle alas a la guerrera que quiere recuperar el liderazgo”.

Héroes en conflicto
El Presidente Andrés Manuel López Obrador se ha pronunciado en diversas ocasiones a favor de algunos personajes históricos como Juárez, Madero y Zapata, de quienes ha destacado sus aportaciones a la vida política del país, por lo cual en el Reforma, el analista y periodista Sergio Sarmiento, escribe que a AMLO “le gusta dictar cátedra sobre una historia de libro de texto formada por héroes y villanos. Porfirio Díaz y Carlos Salinas de Gortari son los grandes villanos, los que no pueden haber hecho nunca nada positivo, personajes perversos que se retuercen el bigote para enfatizar su maldad. Del otro lado están los héroes impolutos, los que solo hicieron el bien, entre los que se encuentran Benito Juárez, Francisco I. Madero y Emiliano Zapata[…]. El problema es que estos héroes tenían principios e ideas no solo distintos sino contradictorios. López Obrador puede ser quizá juarista, maderista o zapatista, pero no las tres cosas a un mismo tiempo. Juárez fue un Presidente liberal, que impulsó y defendió las Leyes de Reforma, la libertad de comercio, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley (incluyendo a los indígenas) y la propiedad privada […]. Madero era un rico hacendado de Coahuila que luchó contra el régimen porfirista para construir una verdadera democracia […]. Madero, sin embargo, era un firme creyente en la propiedad privada de la tierra y no planteó nunca la posibilidad de revocar la Ley de Desamortización. Zapata no era un liberal. Buscaba no solo la restitución de las tierras confiscadas por la Ley de Terrenos Baldíos de 1883 y 1894, sino la cancelación de la desamortización de las tierras comunales indígenas de 1856. Zapata lanzó su Plan de Ayala de rebelión contra Madero, a quien llamó ‘traidor a la Patria’ […]. Sin embargo, Zapata, un agricultor próspero y bien parecido, que gustaba de vestir bien y seducir a las mujeres, que fumaba puro y bebía coñac, no estaba de acuerdo con la propiedad colectiva de la tierra que pregonaban los comunistas. Juárez, Madero y Zapata son tres personajes cruciales de nuestro pasado, pero no podemos suponer, como la historia oficial, que defendían los mismos principios. Juárez fue un liberal, Madero un demócrata y Zapata un justiciero que buscaba recuperar las tierras que los hacendados habían arrebatado a sus antepasados. Hoy que recordamos el centenario de la ejecución de Zapata debemos tratar de entenderlo, pero no como esa caricatura que nos ofrece la historia oficial, y que repite el Presidente desde el púlpito de las mañaneras, sino como un hombre complejo que luchó contra las reformas liberales de Juárez y que llamó traidor a Madero”.

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